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20 de marzo de 2020

“La ingeniería preventa es el nodo que conecta las necesidades del cliente con la tecnología”

Paula Boix. Ingeniera Preventa en Verne Technology Group 

Paula Boix es otro de los ejemplos del enorme talento tecnológico femenino que tenemos en Verne Group. Desde su trabajo en Ingeniería Preventa se encarga de diseñar las soluciones que los clientes necesitan para afrontar con éxito sus proyectos de conectividad. Emprendedora, curiosa y metódica, hoy os presentamos a Paula. 

¿Cómo definirías tu trabajo como ingeniera preventa en Verne Group? 

La ingeniería preventa es el nodo que conecta el mundo comercial y el técnico, las necesidades del cliente y la tecnología. A partir del trato con el cliente y la detección de oportunidades que realiza el área comercial, yo tengo la labor de traducir todo eso en una propuesta técnica y económica robusta, segura y de calidad que seamos capaces de explicar y defender.

¿Qué habilidades crees que son necesarias para desempeñar esta labor? 

Mi trabajo siempre ha estado ligado a la ingeniería de proyectos y eso me ha enseñado la importancia de poner siempre al cliente en el centro. Solo así somos capaces de diseñar y proponer la mejor solución tecnológica que puede cubrir sus necesidades. A ello hay que añadirle ser metódico, tener atención por los detalles e incluso aportar un toque de investigación y curiosidad para ir un paso más allá y conseguir la máxima satisfacción y confianza de los clientes.

¿Cómo nace tu vocación por la ingeniería? 

Yo apuntaba maneras de artista y cambié los cuadros por los planos (ríe). En serio, me apasionaban las bellas artes, pero también la tecnología. Era muy buena en matemáticas y física y siempre investigaba las últimas tendencias en tecnología y en móviles. Eso, unido a las amplias posibilidades profesionales que tenía la carrera, me hizo apostar por la ingeniería.

¿Cuál ha sido tu experiencia en este tiempo? 

La verdad es que muy amplia. Comencé colaborando con un estudio de arquitectura y llevando proyectos relacionados con ingeniería industrial. Más tarde, tuve la suerte de especializarme en proyectos de telecomunicaciones de fibra óptica, y WiFi; e incluso participé en proyectos de I+D aplicados a una Smart Home o una plataforma de Internet Protocol Television (IPTV). Después decidí emprender como empresaria y monté una empresa con varios amigos desde la que ofrecíamos servicios de consultoría para proyectos telco de despliegue de redes fijas y móviles. Y tras esa aventura, comencé mi trabajo en Verne hace 2 años desarrollando proyectos de despliegue de fibra y WiFi para todo tipo de clientes.

¿Cuáles son los proyectos de los que te sientes más orgullosa? 

Desde el punto de vista del volumen del proyecto, destacaría el despliegue de una red GPON para llevar internet por fibra óptica a los más de 300 huéspedes de un camping de Tarragona, un gran proyecto que nos ha servido para posicionarnos como una referencia en soluciones de conectividad para el potente sector turístico que tenemos en España. Por complejidad, destacaría el despliegue de red por fibra óptica que tuve que coordinar en el Parque Natural de Doñana. Fue todo un desafío lograrlo por la cantidad de trabas normativas y regulatorias que tuvimos que superar.

¿Qué crees que necesitamos cambiar para impulsar el talento femenino en el sector tecnológico? 

Lo primero es derribar la imagen que tiene la sociedad de que las carreras y las profesiones de ingeniería son “de hombres”. En mi carrera éramos 90 personas en clase y sólo había 7 chicas conmigo. Esta profesión es apasionante, nos permite conectar personas, trabajos, destrezas y hacer accesible a todos los beneficios de la tecnología. Tenemos que hacer llegar al talento femenino que deben estudiar lo que les haga felices, no lo que marquen los estereotipos. Las empresas, por otra parte, deben redoblar sus esfuerzos por romper el techo de cristal y facilitar la conciliación familiar y profesional para que cada vez haya más tecnólogas que sean una referencia para las nuevas generaciones.